En la literatura
La producción
surrealista se caracterizó por una vocación libertaria sin límites y la
exaltación de los procesos oníricos, del humor corrosivo y de la pasión
erótica, concebidos como armas de lucha contra la tradición cultural burguesa.
Las ideas del grupo se expresaron a través de técnicas literarias, como la «escritura automática», las provocaciones
pictóricas y las ruidosas tomas de posición públicas. El acercamiento operado a
fines de los años veinte con los comunistas produjo las primeras querellas y
cismas en el movimiento.
En 1930 Breton
publicó su Segundo manifiesto del
surrealismo, en el que excomulgaba
a Joseph Delteil, Antonin Artaud, Philippe Soupault, Robert Desnos, Georges
Limbour, André Masson, Roger Vitrac, Georges Ribemont-Dessaignes y Francis
Picabia. El mismo año apareció el nuevo órgano del movimiento, la revista Le Surréalisme au Service de la Révolution,
que suplantó al anterior, La
Révolution Surréaliste, y paralelamente, Aragon (tras su viaje a la
URSS), Éluard, Péret y Breton ingresaron en el Partido Comunista. A fines de
1933, Breton, Éluard y Crevel fueron expulsados del partido. En los años
treinta se sumaron al movimiento Salvador Dalí, Luis Buñuel, Yves Tanguy, René
Char y Georges Sadoul.
Tras los años
previos a la II Guerra Mundial, marcados por la militancia activa de Breton, y
los años de exilio neoyorquino de la mayoría de sus miembros, durante la
ocupación alemana de Francia, el movimiento siguió manteniendo cierta cohesión
y vitalidad, pero a partir de 1946, cuando Breton regresó a París, el
surrealismo era ya parte de la historia.
En los medios audiovisuales
En la vertiente
cinematográfica, el surrealismo dio lugar a varios intentos enmarcados en el
cine de las vanguardias históricas, como La coquille et le clergyman
(1926) 'La concha y el clérigo', de Germaine
Dulac o L'étoile de mer
(1928) 'La estrella de mar', de Man Ray y Robert Desnos, un cortometraje dadaísta.
Luis Buñuel,
en colaboración con Dalí, realizó las obras más revolucionarias: Un perro
andaluz (Un chien
andalou, 1928) y La edad de oro (L'âge d'or, 1930). Alfred
Hitchcock y Salvador Dalí colaboraron cuando el primero encargó al
artista catalán parte de la escenografía de Recuerda
(Spellbound). Cineastas contemporáneos, como David Lynch,
Jean-Pierre Jeunet, Julio Médem,
o Carlos Atanes,
entre otros, muestran la influencia del surrealismo.
En las artes plásticas
Al principio el
surrealismo es un movimiento fundamentalmente literario, y hasta un poco más
tarde no producirá grandes resultados en las artes plásticas. Surge un concepto
fundamental, el automatismo, basado en una suerte de
dictado mágico, procedente del inconsciente, gracias al cual surgían poemas,
ensayos, etc., y que más tarde sería recogido por pintores y escultores.
La segunda guerra mundial paralizó toda actividad
en Europa. Ello motivó que Breton, como muchos otros artistas, marchase a los EE. UU..
Allí surgió una asociación de pintores surrealistas alemanes y franceses que se
reunió en torno a la revista VVV. Estos surrealistas emigrados a EE.UU.
influyeron en el arte estadounidense, en particular en el desarrollo del expresionismo abstracto en los años 1940.
Cuando Breton regresó a Europa en 1946
el movimiento estaba ya definitivamente deteriorado.
Tomado de https://es.wikipedia.org/wiki/Surrealismo
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